El pasado viernes el Gobierno Provincial inauguró el nuevo edificio del Hospital Regional «Dr. Jaime Ferré», una obra largamente esperada que impactará en toda la región sanitaria. En exclusiva para CASTELLANOS, Antonio Bonfatti, médico, exgobernador de Santa Fe y actual diputado provincial, compartió su visión sobre lo que representa este acontecimiento en clave histórica, sanitaria y política. Desde el legado del sistema diseñado junto a Hermes Binner, hasta la necesidad de una Ley de Salud que fije políticas de Estado.Recuperamos su mirada para entender qué se pone en juego con esta inauguración.

Por Nicolás Bordón- La apertura del nuevo edificio del Hospital Regional «Dr. Jaime Ferré» no es, para Antonio Bonfatti, un hecho aislado ni meramente arquitectónico. El actual legislador provincial y exmandatario santafesino remarcó que esta obra representa «cerrar una etapa», vinculada a una estrategia sanitaria pensada en términos de sistema. «Falta la frutilla del postre que es terminar el Hospital Regional de la zona sur de Rosario, pero el de Rafaela estaba inscripto dentro de los cinco hospitales de alta complejidad y emergencia que se habían diseñado a partir de la gestión de Hermes Binner», recordó.
Ese modelo, sostenido desde 2007, implicaba una articulación entre atención primaria, hospitales de mediana complejidad y efectores de alta complejidad con capacidad de respuesta regional. «Era una forma de evitar que los ciudadanos tuvieran que desplazarse hasta Rosario o Santa Fe para resolver cuestiones de mayor complejidad», explicó Bonfatti, quien enfatizó que esta lógica se apoyaba en cinco regiones sanitarias con cabeceras en Reconquista, Rafaela, Santa Fe, Rosario y Venado Tuerto.
Entre los motivos que impidieron el inicio de esta obra durante la gestión de Hermes Binner, Bonfatti señaló la imposibilidad de acceder a los terrenos como una de las principales trabas. Fue recién más adelante, durante su propio mandato como gobernador y con Luis Castellano al frente del municipio, cuando se logró destrabar esa situación y dar comienzo al proceso que culminó con la inauguración del hospital.
Más allá de lo edilicio: continuidad, recursos y comunidad
Bonfatti fue categórico al señalar que un edificio nuevo no garantiza por sí mismo un cambio estructural: «Es muy lindo tener ladrillos nuevos con diseño arquitectónico adecuado, pero lo importante es lo que se hace adentro». En este sentido, insistió en que los desafíos actuales no sólo pasan por la infraestructura, sino por sostener recursos humanos calificados, incorporación tecnológica y un abordaje de la salud como hecho social. «Se puede tener un edificio nuevo y seguir con viejas prácticas. La salud debe voltear todas aquellas barreras que impiden el desarrollo de la vida», subrayó.
En línea con los postulados de la medicina social latinoamericana, Bonfatti defendió una concepción integral que pone a la atención primaria en el centro, en «vínculo permanente con la comunidad». Aquí es pertinente recordar a Asa Cristina Laurell, quien en su obra «Política de salud: autoritarismo versus democracia» (2016), plantea que el derecho a la salud no se garantiza únicamente con la oferta de servicios, sino con la transformación del modelo asistencial hacia uno que responda a las necesidades sociales concretas.
Frente al contexto nacional de ajuste, Bonfatti fue claro: «El mensaje de estas inauguraciones es que el Estado tiene que estar presente para garantizar los derechos básicos: salud, educación, vivienda y trabajo». Para él, defender la Salud Pública desde la política implica «dar debates y generar conciencia para que la gente defienda la cosa pública, el espacio público, que es el espacio de todos».
Una obra estratégica para el futuro del oeste santafesino
Consultado sobre el impacto local, Bonfatti destacó el efecto simbólico y material que este nuevo hospital puede tener en la ciudadanía: «Un efector de estas características, con esta impronta arquitectónica, hace que la gente lo vea, lo valore y lo defienda». Para el exgobernador, la visibilidad del derecho y su materialización concreta en una obra de estas dimensiones fortalece el entramado social de Rafaela y su zona de influencia.
Sin embargo, advirtió sobre la necesidad de que esta transformación quede sujeta a políticas estables. «Desde la Legislatura tenemos la obligación de generar, de una vez por todas, una Ley de Salud que fije un sistema que no tenga avances y retrocesos, como comúnmente ocurre cuando no se fijan Políticas de Estado».
En la misma línea, sostuvo que el rumbo debe sostener cuatro pilares: «Equidad, accesibilidad, universalidad y gratuidad». Sumó una quinta dimensión estratégica: la producción pública de medicamentos. Esta idea retoma uno de los grandes debates del presente: el papel del Estado como garante de soberanía sanitaria. Como advierte Mariana Heredia en «Cuando los economistas alcanzaron el poder» (2019), la planificación pública no es un obstáculo para el desarrollo, sino la condición necesaria para que éste sea equitativo y sostenible.
Un legado que interpela al presente
La inauguración del Nuevo Hospital «Dr. Jaime Ferré» pone en escena más que una obra terminada: recupera una visión de salud entendida como derecho, federalismo real y construcción de ciudadanía. Como sostuvo Bonfatti, «es reivindicar aquel sistema que creamos a partir de 2007». La salud pública, como dimensión esencial del contrato democrático, se defiende con decisiones políticas, planificación técnica, participación comunitaria y presupuesto real. Allí reside el verdadero sentido de una obra que, más allá de sus muros, restituye el valor de la salud como derecho y no como privilegio.







