La Policía Federal Argentina detuvo a 12 personas investigadas por irregularidades en la tenencia y compra de pistolas.

Tras diecisiete allanamientos, la Policía Federal Argentina atrapó a una red sospechosa por posibles involucramientos con el mercado negro de armas. Santa Fe, Esperanza y Recreo fueron los escenarios donde detuvieron a doce personas, que terminaron esposadas y a disposición de la Justicia en el marco de un expediente que apunta a desarmar un circuito clandestino de armas de fuego.
Desde temprano, agentes de la PFA irrumpieron en distintos domicilios señalados por la fiscal Juliana González, integrante del Equipo de Abordaje Estratégico sobre Armas de Fuego. El objetivo era encontrar 150 armas que, según los registros oficiales, estaban almacenadas en 11 sitios precisos, pero que no aparecieron en ninguno.
La maniobra encendió todas las alertas. Para la fiscalía, ese vacío físico —sumado a otros indicios— deja entrever algo más grave: que esas armas podrían haber sido volcadas al mercado ilegal.
Según fuentes de la investigación, los procedimientos se organizaron en estricta reserva para impedir que la información se filtrara con antelación, algo fundamental en causas vinculadas al desvío de armas.
Por eso, los allanamientos se ejecutaron de manera simultánea y en diversos puntos del departamento La Capital, una estrategia que permitió sorprender a los sospechosos y evitar la fuga de material probatorio.

Los doce detenidos quedaron a disposición del MPA y serán imputados en las próximas horas. Mientras tanto, los investigadores siguen rastreando documentación, números de serie, movimientos financieros y vínculos entre los compradores.
Lo que está claro, según fuentes del caso, es que el faltante de esas 150 armas no es un error administrativo: es una señal de que un mercado paralelo lleva años alimentándose desde la legalidad para terminar abasteciendo la ilegalidad.






