La actriz estadounidense falleció en su casa de California. Ícono del cine y la moda, protagonizó clásicos como El Padrino y Annie Hall, por la que ganó un Oscar. Su muerte fue repentina y aún se desconocen las causas.

El mundo del cine despide a una de sus figuras más influyentes: Diane Keaton, quien falleció este sábado a los 79 años en su residencia de California. La noticia fue confirmada por allegados de su familia, que pidieron privacidad y no brindaron detalles sobre la causa del deceso.
Considerada una leyenda de Hollywood, Keaton construyó una carrera de más de cinco décadas marcada por su talento, su carisma y un estilo inconfundible que la convirtió en ícono del cine y la moda. Su papel en Annie Hall (1977), dirigida por Woody Allen, le valió el premio Oscar a Mejor Actriz, y su personaje quedó inmortalizado como símbolo de una nueva mujer en el cine: libre, inteligente y con una estética única.

Nacida como Diane Hall en Los Ángeles en 1946, adoptó el apellido de soltera de su madre al iniciar su carrera artística. Su primer gran éxito llegó con El Padrino (1972), donde interpretó a Kay Adams, la esposa de Michael Corleone (Al Pacino), papel que repitió en las dos secuelas. Luego consolidó su fama con títulos como El club de las divorciadas, El padre de la novia, Reds y Alguien tiene que ceder, junto a Jack Nicholson.
Keaton fue también directora, productora y escritora, además de una presencia constante en las alfombras rojas por su estilo andrógino, que inspiró a generaciones. En 2014 recibió el premio Cecil B. DeMille por su trayectoria, reconocimiento entregado en nombre de su amigo Woody Allen.

Aunque nunca se casó, fue madre adoptiva de dos hijos, Dexter y Duke, y mantuvo vínculos sentimentales con figuras como Allen, Al Pacino y Warren Beatty. En sus últimos años, usaba con frecuencia las redes sociales para compartir su vida cotidiana y su amor por su perro Reggie.
Si bien su entorno no confirmó las causas de su muerte, medios estadounidenses recordaron que Keaton había enfrentado problemas de salud en los últimos años, entre ellos cáncer de piel y un trastorno alimenticio que ella misma hizo público. Su fallecimiento fue descripto por sus allegados como “repentino” y “sorprendente”.
Con su partida, Hollywood pierde a una de sus voces más singulares: una actriz que rompió moldes, conquistó premios y redefinió la figura femenina en el cine.
