Hace apenas algunas semanas atrás, el gobernador de la Provincia Maximiliano Pullaro, llevó adelante una recorrida por el nuevo edificio del Hospital «Jaime Ferré», con la finalidad de ver con sus propios ojos, los avances de esta obra. Desde CASTELLANOS, dialogamos con José Rolando (reconocido médico anestesiólogo y coordinador de obra del proyecto), acerca del su mirada sobre este nuevo hospital, los alcances y desafíos que enfrenta y también, su impacto dentro de la ciudad y la región.

Por Nicolás Bordón. Cada vez falta menos para que la ciudad celebre un hito histórico en materia de salud pública: la apertura e inauguración del nuevo Hospital «Dr. Jaime Ferré». Este nuevo edificio, no sólo mejora la infraestructura sanitaria local sino que también, su emplazamiento se proyecta como un centro de atención estratégico para toda la región. Como bien señala Michel Foucault en su obra «El nacimiento de la clínica: una arqueología de la mirada médica», los hospitales no son únicamente espacios de cura y atención sanitaria, sino que también, funcionan como instituciones que organizan, vigilan y producen saberes sobre los cuerpos; contribuyendo a fortalecer el entramado social que sostiene la salud como derecho colectivo.
En este sentido, durante la crisis sanitaria mundial que nos dejó la pandemia, quedó en evidencia la fragilidad de los sistemas de salud en muchos niveles y a su vez, las consecuencias que esto tuvo en los diferentes sectores sociales. El colapso hospitalario, la falta de insumos y la sobrecarga de personal médico pusieron sobre la mesa la necesidad de invertir en infraestructura, tecnología y capacitación; tratando de cubrir falencias desplegadas por todo el tejido social. En la ciudad, este escenario de falta de recursos se vio claramente en sectores como el área de emergencias, donde actualmente se cuentan con sólo dos ambulancias para abastecer a los más de 100.000 habitantes e incluso, a localidades aledañas. Como señala Zygmunt Bauman en su obra «Modernidad Líquida» (2000), al vivir en una sociedad donde todo es cambiante e incierto, el anclaje de instituciones sólidas en materia de salud se vuelven hechos fundamentales para apaciguar la incertidumbre.
En relación con ello, cabe destacar que la operatividad en el nuevo edificio permitirá duplicar la atención en distintas áreas como por ejemplo, los puestos quirúrgicos (que de dos pasarán a ser cuatro); la unidad de cuidados críticos (que contemplará un servicio de adultos y pediatría, triplicando la capacidad de atención actual); se dotará con un total de 56 camas y se incorporarán áreas para cuidados de salud mental; entre otras mejoras.
Además de estos recursos de infraestructura, también se presenta una importante planificación en lo que refiere a la incorporación de recursos humanos como médicos, enfermeros y personal administrativo. Actualmente, el hospital cuenta con más de 700 agentes y pensando en el nuevo edificio, la planta de personal tendrá un fortalecimiento de aproximadamente un 20%, distribuido en todas las áreas. En este marco, carreras como enfermería y medicina encontrarán aquí un espacio de prácticas y aprendizajes en el que la teoría y la experiencia podrán integrarse de manera dinámica. Como bien afirma Pierre Bourdieu en «La reproducción: elementos para una teoría del sistema de enseñanza» (1970), la educación no sólo transmite conocimientos sino que también, reproduce y transforma el capital cultural. En este sentido, la posibilidad de acceder a instancias de formación dentro de un hospital público de esta magnitud y también, constituirse como recurso humano para abastecer las distintas áreas de este nuevo espacio, tiene un impacto directo en la democratización de saberes y en la movilidad social ascendente de jóvenes que eligen carreras vinculadas a la salud.
En el plano de la articulación estatal, es clave mencionar que todo este avance es posible gracias al decidido aporte del Gobierno Provincial, que no sólo destinó recursos económicos para la construcción del nuevo edificio sino que también, garantizó la incorporación de equipamiento médico y recursos humanos capacitados.
En este marco nos preguntamos, ¿qué impacto tiene la apertura de este nuevo hospital en el entramado urbano de la ciudad y la región? ¿Cómo influye en el mejoramiento del sistema de salud actual, en la capacidad de atención sanitaria y en la absorción de recursos humanos específicos?
Una obra de alcance regional
Si bien la obra edilicia del nuevo hospital ya es una realidad visible, hay una etapa quizás menos espectacular, pero igual de trascendente: la puesta en funcionamiento. En este sentido, el Dr. José Rolando (anestesiólogo con gran trayectoria en el área de salud y coordinador del proceso de terminación de la obra), nos contó sobre la actualidad del proceso: «Esta obra magnífica está en sus tramos finales de terminación, con un tiempo estimado de sesenta días para la culminación de su etapa civil. Después de ello, el ministerio de salud llevara adelante el montaje de todo el equipamiento tecnológico y sus respectivas pruebas; para entonces avanzar con la migración de pacientes y personal del antiguo edificio al nuevo. En lo que refiere a la entrada sur del edificio, (que corresponde a la guardia) y a su vez, el frente norte (que corresponde a la emergencia extrema), ya se encuentran terminados. Los demás sectores como administración, extracción de sangre y diagnóstico de imágenes, están en procesos de finalización debido a los requerimientos técnicos específicos de su construcción. Cabe destacar que además de estas áreas, también contaremos con sala de endoscopía, unidad de cuidados intensivos pediátrica, unidad de terapia intensiva, habitaciones para el personal que hace guardia permanente y debe pernoctar en el edificio, sala de espera, entre otros espacios».
En términos comparativos con el antiguo edificio de calle Lisandro de la Torre, Rolando expresó las principales diferencias: «En relación al antiguo ‘Jaime Ferré’, debemos decir que este nuevo edificio duplica la capacidad instalada en internación y área quirúrgica. Para tener una idea de la relevancia que esto implica, el hospital actual tiene algo más de 100 camas y pasaría a tener 200; ampliando así la capacidad para resolver las derivaciones de áreas que hoy se encuentran saturadas. Existe toda una preparación por servicios que está a cargo de un equipo de gestión de salud; la cual llevara adelante una aceleración de los procesos de preparación una vez que finalice esta etapa civil de la obra. Con respecto a las funciones que quedarán en el antiguo hospital, es un tema que se viene conversando desde hace tiempo. Lo que está confirmado es que permanecerán allí los consultorios externos programados; los cuales funcionan para el pedido de turnos para consultas con profesionales específicos y que a su vez, no revistan de demasiada urgencia».
Cuando la infraestructura también construye ciudadanía
La inauguración de este nuevo hospital, no sólo es un acontecimiento sanitario. Por el contrario, alcanza a manifestarse como un gesto profundamente político que vuelve a colocar a Rafaela como ciudad clave en la conformación del entramado provincial. En este sentido, la decisión del Gobierno Provincial de dar finalización a este proyecto tan trascendente para toda la región, también implica dar respuesta a la demanda de infraestructura que la ciudad viene sosteniendo; producto de su crecimiento demográfico, su dinamismo productivo e incluso, su proyección en materia social y deportiva. La confirmación de obras como el nuevo Velódromo para los juegos ODESUR 2026, forma parte del mismo escenario de proyección y planificación urbana que se espera para la ciudad en el futuro inmediato. Como sostiene Henri Lefebvre, el espacio urbano es una producción social y en esa clave, este nuevo edificio detenta una conquista colectiva: trasformar el territorio y elevar simbólicamente a la ciudad a un nuevo escalón de visibilidad y relevancia dentro del mapa provincial.