En esta columna exploramos «Qué difícil es ser un dios», la impactante novela de ciencia ficción escrita por los hermanos Arkadi y Boris Strugatsky. Ambientada en el planeta Arkanar, donde la humanidad aún vive en una brutal Edad Media, la historia sigue a Don Rumata, un observador terrícola que presencia cómo la ignorancia y la tiranía destruyen cualquier intento de progreso. A través de sus personajes —el sabio impotente, el tirano fanático y un pueblo atrapado entre el miedo y la obediencia—, la obra se convierte en una profunda reflexión sobre el poder, la pasividad colectiva y los límites morales de intervenir en el destino de otros. Un relato visionario que desnuda la fragilidad de la civilización y la eterna pregunta: ¿puede el conocimiento salvar a una sociedad que no quiere ser libre?







