
Para «liberar» Estados Unidos de lo que considera una «invasión» de inmigrantes ilegales por la frontera con México, Trump promete «la mayor operación de deportación en la historia».
Donald Trump asumió la presidencia de los Estados Unidos y, en su mensaje de inauguración, aseguró que mantiene firme su política antiinmigrante y buscará que reactivar una de las Leyes de Extranjería y Sedición, que data de 1798 durante la guerra declarada contra Francia.
La Ley de Enemigos Extranjeros, inalterada en 227 años, reconoce como invasores a los inmigrantes ilegales, y faculta al presidente a detener y deportar a todas las personas no ciudadanas en tiempos de guerra declarada o bien, si el primer mandatario considera que se trata de una invasión, por parte de ciudadanos de otro país.
Esta legislación se ha empleado sólo tres veces en el pasado, durante la Guerra Anglo-Estadounidense de 1812, la Primera y la Segunda Guerra Mundial.
Aunque no se presentó ningún tipo de movimiento ni militar, ni policial ni de oficiales de migración, y la paz reinó durante todo el día, habitantes de Nogales, Arizona, aseguraron sentir temor en lo que puede ser el inicio de una serie de deportaciones masivas de personas que lo único que hacen es ser productivas en este país.
María, residente de Rio Rico, población pequeña ubicada a 12 kilómetros de Nogales, aseguró que muchas de las labores que realizan los inmigrantes indocumentados, son trabajos que los nacidos en Estados Unidos no quieren realizar, como el campo, la limpieza y la construcción.
“No creo que toda, como dice Trump, no creo que toda la gente es criminal; hay gente que viene a trabajar, pudiera afectar, si, si pudiera afectar porque la mayoría de las personas que están sin documentos están haciendo un trabajo que no lo va a hacer una persona americana, trabajando los campos, recolectando verduras”, aseguró.